O todos o ninguno

—La cena te ha quedado de fábula Eli.
Le comentó Sara limpiándose los labios con la servilleta, mientras su pie jugaba con los “bajos” de Samuel al cual sonrió levemente.
—Cuando quieras te doy la receta.
—Maravilloso— Sara seguía trabajando bajo la mesa y apoyó una de sus manos en la entrepierna de Gonzalo— podríamos hacer este plato cuando venga tu hermana, estoy segura que le encantará.
—Seguro—contestó mientras la rodeaba con un brazo.
—Como tú has hecho la cena y Gonzalo ha puesto la mesa—comenzó a decir Samuel mientras se levantaba— Sara y yo recogeremos la mesa, preparamos el postre y hacemos algo de café antes de tomarnos las copas ¿os parece?
—Me parece genial.— Le dijo Eli rodeando su cuello con sus brazos para darle un sonoro beso.— Gonzalo, vamos tú y yo al salón para estar más cómodos mientras recogen.
Cuando Sara y Gonzalo abandonaron el comedor, Samuel atrajo hacía sí a Sara para darle un largo y húmedo beso.
—Llevas toda la cena provocándome.
—No puedo evitarlo cuando estoy cerca de ti y me pone más cuando está tu mujer, ya lo sabes.
Samuel sonrió, la volvió a besar y dejó que sus manos se perdieran en su escote unos minutos.
—Debemos llevar todo esto a la cocina o sospecharán. —Dijo él mientras ella introducía su mano en los pantalones y buscaba su polla. —No te preocupes porque preparar el postre nos llevará algo de tiempo, escogí una receta para que pudiéramos estar juntos y sin que Eli se diera cuenta…ya lo hice.
—Por eso me gustas, porque lo piensas todo.
Dejaron las cosas sobre la encimera, Samuel puso un pequeño temporizador y sacó el postre del horno; luego  le tomó los pechos por detrás, ella suspiró y se dejó hacer, sintiendo como le besaba el cuello, como sus manos se deshacían en sus pechos y como crecía su polla que ya notaba en su culo. Él perdió una de sus manos entre sus piernas, dejando que suspirara de placer.
—Si sigues moviendo la mano así…harás que me corra…y sabes lo que puedo llegar a gritar.
Le dio la vuelta para tapar su boca con la suya sin dejar de mover su mano, tragándose su orgasmo. La subió sobre la encimera y bajándose los pantalones, se la introdujo despacio mientras descansaba su boca sobre sus tetas.
Alcanzó el orgasmo justo cuando el temporizador anunciaba el final del tiempo. Los dos acomodaron sus ropas, se besaron y tomaron las bandejas con el postre y el café.
Al entrar al salón, a Sara se le cayó la bandeja con todas las tazas del café y a Samuel sólo le salió de la garganta un “¿qué?” cuando se encontaron a Eli cabalgando sobre la polla de Gonzalo.

4 comentarios:

may dijo...

Bueno, donde las dan las toman. Como siempre dándole un giro al final.
Quizá notaron los jugueteos bajo la mesa? La carga sexual?
Enhorabuena. Me gusta verte escribiendo. Un beso enorme, mi niña.

Milady de Winter dijo...

Digamos que tiene más que ver con el título/refrán que el que hayan notado alguno de sus juegos.
Gracias por pasarte.
Un besazo grande grande para ti

Itahisa Alfageme Marrero dijo...

Wow... me encantó. Yo también escribo relatos de este tipo en un blog privado. Si quieres me mandas tu correo, tú o cualquiera que lea esto, a tahisbriel@gmail.com y yo os agrego como lector, ok?

Hasta luego ^^

Scila dijo...

simpáticas y reconfortantes historias en las que además no hay damnificados... todos y todas felices.